Psicoterapia y oposición



Hoy comparto el texto que ha escrito una paciente que ha logrado sonrojarme y emocionarme con sus palabras y con su perseverancia estos años.


PSICOTERAPIA Y OPOSICIÓN.

Opositar ha sido la mejor decisión de mi vida.

Y ya sé lo que piensas querido lector: es una opción un poquito especial…

Un camino factible para aquellos a los que, a veces, llaman locos y valientes. Quizá es una opción incomprendida, admirada por unos y fuertemente criticada por otros…

Aislada… perteneciente a un mundo extraño y no concreto.

 

Si, opositar fue una gran decisión… pero cuando uno piensa en opositar no se plantea que ello va a suponer enfrentarse a todos sus miedos.

 

Imagínate: tú estás ahí, delante del Tribunal que te observa hasta el alma intentando averiguar si realmente merece la pena darte la ansiada plaza.

¿Sabe lo suficiente?

¿Es de fiar?

¿Es trabajador?

¿Quiero que sea mi compañero?

¿Es lo que buscamos?

 

Y al otro lado estás tú, temblando de miedo como una rata de biblioteca que, de repente, sacan de un empujón al ruedo a luchar.

Si, a luchar.

Porque el opositor lucha cada instante dentro de su pequeño-gran cascarón. Y esas cuestiones que se plantea el Tribunal se le presentan cada día al opositor en su mente.

¿Soy capaz?

¿Cuánto queda?

¿Lo estoy haciendo bien?

¿Tiene sentido?

¿Lo conseguiré?

 

Finalmente uno se da cuenta de que la oposición es una batalla con el tiempo y sobretodo…

Sobretodo…

Una batalla contra uno mismo.

 

Porque si tu inconsciente dice que no puedes, no vas a poder.

Porque si tú crees que no mereces esa plaza, no la vas a merecer.

 

Todo esto quita espacio mental, por supuesto… y quita tiempo…

Y cansa…

Y bloquea…

Todo lo que teme un opositor.

 

Y en este auto-arrastre de emociones encontré mi contrapunto musical. La estructura armónica de énfasis distinto que me daba un anclaje a la realidad.

Encontré a mi analista.

 

Mirad… sinceramente… a estas alturas yo no sé qué es el psicoanálisis.

No sé qué es lo que hace mi psicoanalista… pero sé que lo que hace, lo hace muy bien.

Muy muy bien.

 

Hace unos meses conseguí mi ansiada plaza. Mi nombre apareció en esa maldita lista que te cambia la vida y, bueno… parece que lo he conseguido.

El por qué lo tengo clarísimo. Mi estructura mental ha sido requisito indispensable para conseguir tener la vida resuelta.

Han sido necesarios un par de años de análisis, si.

¿A cambio? he creado un camino que durará el resto de mi vida. Y este ha sido el resultado por el trabajo que he hecho conmigo misma.

Es un precio que estoy dispuesta a pagar y ojalá todo el mundo lo hiciera.

Porque el mundo funcionaría mejor.

Porque todos seríamos más autoconscientes.

Porque, al final, lo que consigue un buen analista es eso, que seas feliz.

 

Que simple, ¿verdad? Y qué complejo…

 

La oposición ha sido una guerra, he disparado sin apuntar, con un arma cada vez más potente hasta que, finalmente, he dado en el clavo.

Y lo he conseguido.

 

El camino ha sido duro, han aparecido muchos (muchísimos) monstruos.

Y mi analista me ha guiado.

 

Me ha dado pistas sobre cómo combatir. Me ha enseñado a usar herramientas. Me ha dejado avanzar en mi propio camino. Me ha avisado de los peligros que iban a llegar.

Ha sido mi llave maestra.

 

Me ha escuchado.

 

Ojalá todo el mundo pudiera experimentar lo que es ser escuchado por un buen psicoanalista. Porque es una experiencia que te cambia la vida… Esa escucha supone años y años de preparación para el analista pero es profundamente sanadora… una extraña fuerza te equilibra por dentro cuando alguien te escucha así.

 

El trabajo de mi psicoanalista ha sido silencioso, complejo, constante, respetuoso… como un rayo de luz que nadie percibe pero que ilumina toda la habitación… y que te deja ver.

 

Y… yo que sé… hoy estoy aquí, tengo 30 años, soy Arquitecta del Estado.

Qué puedo decir…

Agradezco enormemente el trabajo que he hecho en dos habitaciones.

La de mi estudio.

Y la de mi analista.

 

Así que, si algo tengo que decirle a mi analista después de tantos años, es lo siguiente:

Gracias por permitirme expresarme… sin limitar, sin prejuzgar.

Gracias por ofrecerme un lugar seguro, un refugio.

Gracias por aceptarme tal y como soy.

Gracias Anuka por ayudarme a cumplir mi sueño. ❤




Comentarios

Entradas populares