Psicosis en la infancia




Muchas personas piensan que la psicosis es un trastorno que se da exclusivamente en la edad adulta; sin embargo, es un trastorno que también se da en la infancia. No es un trastorno muy común, alrededor de entre un 0,1% y un 1% de los pequeños menores de 10 años padece este trastorno.

Sus causas aún no no se han esclarecido de forma clara, la mayoría de los especialistas consideran que se trata de un trastorno con múltiples causas entre las que inciden factores genéticos, hereditarios, cerebrales y del desarrollo.

Por lo general, los primeros síntomas aparecen alrededor de los 3 años, aunque en ocasiones pueden tardar un poco más en presentarse. En muchos casos, sus manifestaciones comparten terreno con los síntomas de la esquizofrenia, el autismo y otros trastornos específicos del desarrollo, por lo que es muy difícil definir un cuadro clínico específico. Esto hace además complicado descartar determinados trastornos en favor de un trastorno psicótico. Los síntomas suelen variar de un niño a otro, tanto en lo que respecta a su manifestación como a la intensidad.

Los principales síntomas psicóticos en un niño:

Percepciones fuera de lo común

Tener experiencias sensoriales auditivas, visuales o táctiles que no son proporcionales a los estímulos puede ser un signo de psicosis infantil. Otra señal es mantener creencias falsas, tener sospechas infundadas o percibir cosas que no existen.

Desconocimiento de su identidad

A los tres años de edad el niño comienza a asumir su identidad y es capaz de distinguirse del resto. Si a partir de esta edad el pequeño tiene dificultades para reconocerse o no se puede diferenciar de las otras personas, cabría valorar si está padeciendo un trastorno psicótico.

Trastornos del lenguaje

A partir de los tres o cuatro años el niño ya debe haber desarrollado, al menos, el lenguaje básico, pero los niños que padecen un trastorno psicótico podrían tardar mucho más en asimilar las bases de la comunicación. De hecho, en algunos casos puede producirse una ausencia total del lenguaje o aparecer distorsiones, ecolalia e inversiones pronominales.

Resistencia a los cambios
Los niños que padecen un trastorno psicótico suelen mostrar una gran resistencia a los cambios y reaccionan de forma negativa a los mismos. Además les resulta difícil adaptarse a nuevas personas y situaciones, por lo que afrontan mal los cambios de colegio, las mudanzas y las relaciones con desconocidos

Preocupación excesiva por cuestiones extrañas

Mostrar interés por objetos o algunas características de los mismos puede ser un signo de un trastorno psicótico. De hecho, no es extraño que los niños que tienen esta alteración muestren un apego especial por objetos que usualmente pasan desapercibidos para el resto de sus coetáneos.

Alteraciones en las relaciones sociales

Por lo general, los niños con un trastorno psicótico suelen rechazar el contacto social, por lo que tienen pocos amigos y se aíslan en su propio mundo.A menudo son tímidos y apenas conversan con las personas, respondiendo solo a órdenes concisas y con frases cortas.

Problemas motores

Los manierismos, la torpeza de los movimientos y la adquisición tardía de las habilidades motoras pueden indicar un trastorno psicótico infantil. En algunos casos estos niños manifiestan una falta de armonía al andar y es frecuente que tarden en desarrollar sus habilidades motoras finas.


Tratamiento de la psicosis infantil

Cuanto antes se diagnostique y se comience a tratar la psicosis infantil mucho mejor pues aunque el pronóstico no suele ser favorable, en la mayoría de los casos el tratamiento puede atenuar los síntomas. Por lo general, el tratamiento de elección es la terapia psicosocial combinada con el uso de medicamentos antipsicóticos. Sin embargo, los métodos que funcionan para un niño pueden no ser eficaces para otro.

El objetivo principal de la terapia consiste en controlar los síntomas que aparecen durante las crisis psicóticas e implementar un programa psicoeducativo dirigido a estimular el desarrollo del niño. También es fundamental el trabajo con los padres, para que estos logren entender en que consiste el trastorno del niño y adquieran herramientas que les permitan ayudarle.

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