¿Existe el síndrome postvacacional?
Nos acercamos a septiembre, las vacaciones se acaban y la rutina volverá a nuestra vida. Muchas personas comienzan a percibir sensaciones que relacionamos con la depresión, pero ¿es realmente una depresión?
Este
concepto se refiere a la ansiedad o presión emocional que debemos
afrontar al readaptarnos a las tareas laborales después de un
período vacacional. No se puede considerar como una enfermedad sino
como un proceso adaptativo a la vida laboral después de las
vacaciones que, para algunas personas, puede resultar difícil.
Nos podríamos preguntar si este síndrome del que todos los telediarios hablan, existe realmente, o podríamos pensar que como otros puede ser un invento de nuestras sociedades modernas deseosas de tipificar todo.
La
sociedad científica considera que es producto de la forma que
nuestra sociedad tiene de percibir el trabajo, como una actividad
negativa, obligada y sacrificada; mientras que en las sociedades en
que se considera el trabajo como algo creativo, con sentido por sí
mismo y digno para el ser humano, el estrés postvacacional
prácticamente no existe.
El
motivo por que se produce es sencillo, se trata de lo complejo que
resulta para algunas personas la readaptación a la vida laboral
después de las vacaciones. Esto incluye cambios de horarios, de
obligaciones y de estilo de vida en su conjunto. Todo ello
conforma un proceso normal de adaptación, que en algunos casos llega
a ser más intenso y produce en quien los sufre molestias
psicológicas y/o físicas.
En
la mayoría de las personas la vuelta a la “normalidad laboral”
no supone ningún trastorno, sino más bien al contrario, ya que
vuelve con ilusión a la actividad productiva en especial para
quienes el entorno laboral se compone de actividades gratas y
creativas con un desarrollo de relaciones sociales satisfactorias.
Sin
embargo, en algunas personas, la presión de la vuelta al trabajo
llega a ocasionar verdaderos cuadros de estrés agudo con todas las
manifestaciones emocionales, del comportamiento y físicas que lo
caracterizan: malestar, ansiedad, estado depresivo,
disminución del rendimiento, palpitaciones, sudoración, aumento de
las frecuencias respiratoria y cardíaca, temblores, cambios de
humor, etc.
Para
que este malestar sea lo más leve posible, podemos tener en cuenta
algunos consejos:
- Empezar de manera gradual con las actividades y la intensidad.
- Sería bueno estar en casa un par de días antes al menos del regreso al trabajo, para podernos preparar.
- Intentar volver a horarios habituales de comida y sueño unos días antes de incoporarnos al trabajo.
- No “llevarse trabajo a casa”.
- Practicar ejercicio físico moderado, de forma paulatina.
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