Nuevas parentalidades (I): El origen de la familia

 

A modo de reseña histórica, que fue en la Grecia clásica donde nació el concepto de familia monogámica (matrimonio único e hijos) con el fin de que la riqueza del padre pasara exclusivamente a sus hijos (y el padre estuviera convencido que eran suyos, obligando a la mujer exclusivamente a la fidelidad conyugal).



 La familia como la conocemos hasta hace escasas décadas era la tradicional familia burguesa (desarrollada desde finales del S. XVIII hasta primera mitad del S. XX) y que consistía en una organización formada por la madre, el padre y los hijos fruto del matrimonio (Beck-Gernsheim, 2003). A partir de mediados del S. XX se han sucedido una serie de cambios sociales, económicos, políticos etc... modificando muchos aspectos de nuestras vidas reales (incorporación de la mujer al trabajo y la universidad, métodos anticonceptivos, menor religiosidad, sistema capitalista de producción, retraso de la edad de formar una familia, mayor libertad social y política...) y nuestros aspectos internos y representacionales (masculinidad, feminidad, el significado de la maternidad, debilidad de los vínculos, dificultad de compromiso...).


Roudinesco (2002:105) enumera una serie de transformaciones fundamentales en la organización familiar:
«[…] la revolución de la afectividad, que exige cada vez más la asociación del matrimonio burgués al sentimiento amoroso y la expansión de la sexualidad masculina y femenina; el lugar preponderante asignado al niño, cuyo efecto es la "maternalización" de la célula familiar; y la práctica sistemática de una contracepción espontánea, que disocia el deseo sexual de la procreación y da origen, entonces, a una organización más individualista de la familia.»

Tenemos ante nosotros un panorama cambiante y la actual discusión sobre la familia está referida a grandes cambios culturales, como redefinir qué es matrimonio, la maternidad, la paternidad, la filiación… poniendo en jaque un entramado cultural, social y jurídico.

Por todos estos motivos escuchamos a menudo decir que la familia está en crisis, refiriéndose exclusivamente a la familia tipo convencional (heterosexual, casada y con hijos) por qué lo que sí está sucediendo es una mayor diversificación de modelos familiares añadidos al tradicional.

Del Val (2004) analiza como los cambios en la familia llevan sucediendo desde siempre y hasta nuestra sociedad actual pero puntualiza cómo pese a los cambios en las encuestas de valores la familia sigue siendo de gran importancia para la gran mayoría de la población.

Los nuevos modelos de familia quieren estar dentro de la norma: las reivindicaciones del colectivo homosexual por tener la posibilidad de formar legalmente una familia y con ello dejar de estar fuera del sistema.

En el año 2005 fue legalizado en España en matrimonio homosexual, dando forma legal y jurídica a esas formaciones familiares que existían y no tenían ninguna protección legal. La inclusión de parejas homosexuales no perjudica la institución familiar si no que amplía las posibilidades de conformar una familia. Castelar (2010) comenta cómo estos nuevos modelos de padres abiertamente homosexuales despiertan curiosidad y dudas por el gran impacto cultural que supone y todo lo que rodea al crecimiento y desarrollo de esos niños en un entorno hasta ahora no conocido. Esta es la novedad social que aportó la ley del 2005, la posibilidad de adoptar, o tener hijos por diferentes vías y de ser legalmente inscritos como hijos de dos padres o de dos madres.

Jelín (2007) en Robles (2014) hace referencia a su estudio sobre la dinámica en los hogares monoparentales y cómo es importante pensar en la significación simbólica e ideológica de familia. Los valores morales e ideológicos expresan a la familia normal/convencional sólo como un tipo hegemónico de familia, dejando fuera otras múltiples familias existentes que son estigmatizadas desde algunos sectores conservadores.

Tendremos que aprender a hablar de familias, en plural, y olvidarnos de denominaciones uniformes pues cada vez en mayor proporción, en las consultas, en las escuelas, como en todas las esferas de la vida, como psicólogos atenderemos pacientes provenientes de formas familiares muy diferentes y tenemos que estar preparados para ello (Monserrat y Guillén, 2010).
 

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