La culpa es tuya
Es muy habitual en nuestras
relaciones personales sentir que algunas personas culpan masivamente a otros de
todas sus desgracias. Quizás a ti también te ocurra en algunas circunstancias o
con determinadas personas de tu entorno.
“La gente está siempre culpando a sus
circunstancias por lo que son. Yo no creo en las circunstancias. La gente que
progresa en éste mundo es la gente que se levanta y busca las circunstancias
que quiere, y, si no puede encontrarlas, las hace.”
-George Bernard Shaw-
Como humanos todos, nos cuesta
aceptar nuestros errores, nuestras responsabilidades, por qué eso nos debilita
nuestro orgullo, nos hace sentir vulnerables, nos desestabiliza cuando creíamos
que teníamos las cosas claras. Es complicado escuchar los motivos del
otro e intentar mirar si hay algo de verdad en lo que nos dice y si hay quizás,
algo de nosotros mismos que podríamos cambiar y aceptar.
La
incertidumbre no es algo con lo que sea fácil vivir. Necesitamos
saber dónde, qué y por qué, mantener el control y saber que de
alguna forma se va a solucionar el problema. Así, si la culpa es de otro,
la responsabilidad de
la solución también pasa por el otro y nos sentimos más descansados aún a
merced de otra persona.
La toma de decisiones es un
proceso muy complicado para algunas personas y poniendo la responsabilidad es
el otro escapan de tener que tomar una decisión.
¿Pero qué ocurre cuando dejamos
que sea otro el que toma decisiones? Dejamos de tener el control de nuestra
propia vida y probablemente la frustración y la sensación de no estar donde uno
quiere nos acompañen también.
Esta frustración no sólo puede hacernos muy infelices si no que en ocasiones se nos puede escapar de las manos y transformarse en ira y violencia hacia otras personas convirtiéndonos en quien no queremos ser.
Merece la pena, aceptar nuestras culpas, nuestras responsabilidades, tomar decisiones y en definitiva luchar por lo que queremos.
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