El apego en la infancia y en la adultez




Últimamente se escucha mucho hablar en lo relacionado con hijos y familia, sobre el apego.

Es un término psicológico que habitualmente usado dentro de nuestras conversaciones cotidianas. 

En los animales, no lo llamaos apego si no impronta, y es algo que todos hemos observado cuando los polluelos siguen a su mamá al poco de nacer.

Es un proceso fisiológico que comporta el aprendizaje rápido y relativamente irreversible que hace que las crías (de algunos animales) se mantengan unidas al primer objeto móvil que ven normalmente su madre). Esto sólo puede tener lugar durante un periodo muy breve tras el nacimiento. En las personas tiene un funcionamiento mucho más complejo.

El precursor de esta teoría fue un tal Bowlby quien era psiquiatra y psicoanalista y estudió  la historia personal de pérdidas de las figuras de apego fundamentalmente en los niños que quedaron huérfanos y sin hogar durante la II Guerra Mundial.

Sabemos que establecer lazos íntimos es una necesidad biológica primaria además de ser crucial para la supervivencia y desarrollo saludable del niño. Además es independiente de la alimentación, recordemos el papel de las nodrizas hace décadas. Los patrones que seguimos las personas son muy complejos, se activan o desactivan en función del contexto en el que se desarrolle la relación padres/hijo así como de otros  factores individuales.

Según como sea la relación que el niño tiene con su figura principal (madre/padre/persona que le cuida) hablaremos de un tipo de apego diferente y esto tendrá consecuencias a lo largo de la vida del niño para establecer sus relaciones sociales, familiares o de pareja.

Hablamos que existen tres tipos de apego:

Apego Seguro: Cuando la persona que cuida al niño es sensible y responde a las llamadas del bebé. Los niños sienten confianza sobre la protección de su madre, pueden contar con ella.

Apego inseguro-evitativo: Cuando en casa se muestran relativamente insensibles a las peticiones del niño y rechazan muchas de ellas. Habiendo sufrido muchos rechazos en el pasado, los niños intentaban negar su necesidad de apoyo, mostrándose independientes e indiferentes hacia ella.
Habían comprendido que no podían contar con su apoyo.

Apego inseguro-preocupado: En casa las madres habían sido inconsistentes. A veces sensibles y cálidas y otra frías e insensibles. Son capaces de interactuar positivamente con el niño, ya que lo hacen a veces, siempre que estén de buen humor y poco estresadas. Ante la conducta exploratoria del niño tienden a intervenir, interfiriendo en su conducta, aumentando la dependencia y falta de
autonomía del niño. En este caso el niño se siente inseguro sobre la disponibilidad de la madre.


¿En que influye tanto en el desarrollo como en la adultez?

Por un lado en la representación mental que la persona tiene de sí misma y por otro en las relaciones con los otros que se van a construir a partir del tipo de apego que la persona haya vivido y aprendido. 
Base para la auto-estima del niño y del fututo adulto. La persona se siente o no valorada  y capaz de ser querida.
Es la base también para la formación de la identidad de la persona y tendrá una gran influencia sobre las relaciones sociales que se basarán en relaciones de confianza o desconfianza según el tipo de apego haya vivido. 

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